domingo, 28 de diciembre de 2008

LORO GRIS




Uno de los mejores imitadores de la voz humana es, sin duda, el loro gris africano, o como también se denomina en inglés, african grey. A partir del año de edad, estos loros de gran tamaño y expresión simpática, parlotean sin parar. Primero repitiendo algunos sonidos, luego reproduciendo frases enteras. Un aprendizaje paciente y concienzudo hará de estas bellas aves animales de compañía fieles y agradecidos.
Nacidos en las selvas centrales y occidentales de África y muy longevos (pueden llegara a vivir hasta 60 años), estos loros son capaces no sólo de imitar la voz humana, sino de reproducir otro tipo de sonidos tales como el timbre de la puerta o el tono del teléfono. Su capacidad de aprendizaje es sorprendente. De hecho, muchos adiestradores los utilizan en circos y zoológicos para hacer todo tipo de acrobacias y juegos, que sorprenden a niños y adultos.
Los loros grises africanos generalmente son más tranquilos que otros de sus parientes, pero también comienzan a hablar más tarde que sus primos africanos. Para enseñarles, lo más importante es ser pacientes y repetir las frases que queremos que digan, pero asociándolas a determinados momentos o situaciones y nunca repetidas sin referente y de manera absurda. Podemos decirles lo que sentimos hacia él, referirnos a elementos de su entorno, incluso a cosas que vamos a hacer. El loro comenzará a asociar los sonidos y conseguirá reproducir palabras y frases.
También silban y reproducen sonidos similares a los de las cacatúas. Aunque normalmente estos gorgoteos son agradables, a veces pueden recurrir a sonidos estridentes para llamar la atención. Muchas veces son rebeldes y sólo 'hablan' si ellos quieren, colmando la paciencia de muchos dueños. Educar a un loro nunca es fácil, por eso debemos darles toda nuestra dedicación.



Aimentación y nutrición



Los loros comen vegetales, así que deben estar presentes en su alimentación las frutas, las hortalizas y semillas fundamentalmente. La nutrición del gris africano es muy importante. De hecho, las carencias alimenticias suelen quedar demostradas con la caída de plumas. Por eso, si tenemos dudas, el veterinario nos podrá ayudar a detectar las necesidades de nuestro loro y qué alimentos incluir en su dieta. Normalmente, la carencia de vitamina A se puede suplir con zanahorias, aunque éstas deben cocerse levemente para que les sea más sencillo hacer la digestión.


La jaula e hijiene
La verdura fresca, de hoja verde, y sin cocer, es fundamental para la dieta de los loros (las espinacas tendrán que administrarse con cuidado, ya que dificultan la absorción de calcio). La lechuga, las acelgas, el repollo, las coles, el perejil o la lombarda son algunas de las verduras que harán las delicias de nuestro animal de compañía. También podemos acompañarlas con otros vegetales como maíz fresco, pimiento o frutas (manzana, naranja, fresa, pera...).
Las pipas de girasol o de calabaza deben acompañar también la dieta del african grey. Tienen que suponer como máximo el 10% de su alimentación, ya que son semillas ricas en grasa.Este tipo de aves disfrutan mucho con el agua. Ponerlos en un pequeño barreño o en una olla con agua es alegrarles el día: jugarán, chapotearán y, además, quedarán muy limpios. Podemos bañarlos una o dos veces a la semana. La jaula también tendrá que estar impecable, así que tendremos que limpiarla con asiduidad.
Uno de los problemas más frecuentes en este tipo de aves es la caída de las plumas. Normalmente las causas se deben a la alimentación, a cambios bruscos (de temperatura, humedad) o accidentes. Un veterinario nos dará las claves para mejorar su dieta. Si el problema es de humedad (uno de los factores más importantes en la caída de las plumas), bañaremos al loro con un vaporizador y le pondremos en la zona de la casa donde la humedad sea más idónea.
La jaula de un ave será siempre el doble de ancha que el tamaño de las alas extendidas del pájaro. Muchos loros se socializan rápidamente y sus dueños dejan que salgan de las jaulas. En otros casos, la rebeldía del loro hace imposible esta opción, así que recurriremos a jaulas grandes y espaciosas, que permitan que el ave no se sienta oprimida. La mejor opción son las jaulas de 80 cm. de ancho y más o menos el mismo tamaño de profundidad. También es bueno comprarle juguetes con los que puedan divertirse, aunque con cuidado. Si llenamos la jaula de objetos, el loro puede sufrir accidentes.


Problemas de comportamiento


Los loros grises africanos son animales dóciles y tranquilos, pero viven en un ambiente artificial, dentro de una jaula. No sabemos cómo han llegado a la tienda de animales, cómo les han tratado, su carácter... por eso muchos de ellos desarrollan inseguridades que pueden desembocar en falta de disciplina y, en algunos casos, en accesos de agresividad.
Para evitar problemas en su conducta, es muy importante darles la importancia que se merecen dentro del hogar, ofrecerle una rutina, unas costumbres, pero no excesivamente rígidas. Estableceremos periodos flexibles a la hora de comer o de jugar, para que el ave no nos exija sus hábitos de manera estricta. El cariño es fundamental para que el loro se sienta integrado. Le divertiremos, le animaremos e intentaremos que su estancia en nuestra casa sea lo más placentera posible.
Otro de los incidentes más comunes son los picotazos. El miedo a los loros puede ser una de las causas, ya que estos animales son capaces de sentirlo y es su modo de intentar someter al ser humano que les teme. Si el african grey nos pica, diremos 'no' de manera contundente, con una mirada de indudable desaprobación. La mirada es muy importante, ya que los loros se comunican por contacto visual. Si se sienten humillados, creerán que su medio social les rechaza por su conducta, e intentarán no repetirlo para volver a ser aceptados.
No podemos olvidar que tenemos que recompensar a nuestro loro cuando haga las cosas bien, y reprocharle y castigarle si se comporta de un modo inadecuado. Enseñarle trucos, entretenerlo, intentar que aprenda a subir a la mano o a repetir palabras son maneras sencillas de lograr que el loro olvide su agresividad y que sea consciente de quién es su dueño dentro del nuevo medio en el que vive.

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